La oruga que imita cabezas de serpiente
Algunas orugas, como la larva de la esfinge, transforman sus extremos posteriores en aterradoras cabezas de serpiente cuando se sienten amenazadas. Se alzan, despliegan “ojos” y se balancean como cobras, lo suficientemente convincente como para que pájaros y lagartos duden o huyan por completo.
La transformación es puramente visual —la oruga no puede morder ni atacar— pero es efectiva de todos modos. Al tomar prestado el factor de miedo de otro animal, estas blandas larvas se dan una oportunidad de luchar en un mundo peligroso. A veces, fingir ser peligroso es la mejor defensa.
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