Un reencuentro emotivo

Julián llegó temprano, con los nervios a flor de piel mientras esperaba a Elara. La expectación le pesaba mucho, sabiendo que este encuentro era largamente esperado. Cuando Elara entró, el torrente de recuerdos lo golpeó de golpe, y ambos se sentaron, con la tensión palpable en el ambiente.

“No sé por dónde empezar”, dijo Julián, con la voz temblorosa por la emoción. Elara lo miró a los ojos, sus ojos agudos pero con un toque de vulnerabilidad. “El principio sería un buen lugar”, respondió ella. Ambos sabían que esta conversación no sería fácil, pero también sabían que era necesaria si querían seguir adelante.

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