¿De verdad confiaron en un niño pequeño con globos?
Entregar un montón de globos de helio a un niño de 4 años y decir: “Pase lo que pase, no los sueltes”, podría ser una de las decisiones parentales más optimistas que existen. Por muy adorables que sean, los niños pequeños no son precisamente conocidos por su fuerza de agarre ni por su capacidad de atención. Así que no es de extrañar que, unos segundos después, esos globos de colores estuvieran flotando hacia el techo como si estuvieran escapando hacia la libertad.
La escena captura perfectamente esa mezcla de caos y comedia que a menudo acompaña a la paternidad. Es el tipo de momento en el que lo único que puedes hacer es reír, sacar una foto y esperar que haya un empleado de la tienda con un palo muy largo cerca. Este pequeño error de cálculo podría haber costado unos pocos dólares y un poco de orgullo, pero sin duda proporcionó una gran historia, y una clásica “derrota” en más de un sentido.