Cuando un gato quiere explorar el sótano
Hay gatos que se pavonean como reyes en los rincones blandos de un sofá, sin temer ensuciar un solo bigote. Luego está el otro gato: un explorador nato, intrépido, un poco desordenado y siempre en busca de una nueva aventura más allá de las escaleras.
Este gato es de los segundos. Mirando fijamente la oscuridad del sótano, diciéndose a sí mismo: “Debo ir. El destino me espera”.
Y se fue. Se aferró, subió, sorteó telarañas y caos, y emergió como si hubiera sobrevivido a una guerra. Con el pelo erizado, los ojos desorbitados y una mancha misteriosa adherida a sus patas. Puede que esté herido, pero está orgulloso.
Su dueño está en shock, él tiene la victoria. El sótano no tenía ninguna posibilidad.
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