Una vida patas arriba
La vida diaria de Carter se había transformado en una serie interminable de miradas nerviosas por encima del hombro. El sonido del timbre de su teléfono lo tensaba, y cada golpe en la puerta lo hacía contener la respiración, esperando algo que no podía anticipar.
Las tareas más sencillas, como contestar una llamada telefónica, se convertían en pequeñas batallas contra su creciente ansiedad. Lo que solía ser parte de su rutina normal ahora se sentía extraño, reemplazado por la constante tensión de reaccionar incluso al más leve sonido con una sacudida de miedo.
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