La jaula adelgazante
Uno se metía en una jaula de metal con un suelo vibratorio y barras acolchadas que sacudían las extremidades. La máquina prometía “remodelación corporal total mediante estimulación celular”. ¿Suena impresionante? No lo era. Los usuarios parecían más bien estar siendo ligeramente electrocutados que haciendo ejercicio.
Aunque teóricamente seguro, el movimiento brusco causaba náuseas, desorientación e incluso problemas articulares. Finalmente, fue prohibido en algunos salones debido a la cantidad de clientes que salían con un aspecto —y una sensación— peor que cuando entraron. Ahora es un raro objeto de coleccionista en museos de fitness.
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