La última investigación

Cuando la noche cayó y Emily finalmente estaba dormida, Mark hizo su movimiento. Se escabulló de puntillas a su oficina, cada crujido del suelo haciendo que su corazón palpitara. Con meticuloso cuidado, abrió cajones y revisó carpetas, sin dejar que un solo detalle escapara a su atención. El silencio de la noche solo fue interrumpido por el susurro de los papeles, cada uno con el potencial de cambiarlo todo.
Impulsado por la desesperación y un profundo sentido de urgencia, Mark se volvió metódico. Hojeó cada archivo con determinación, sus ojos buscando algo —cualquier cosa— que finalmente le proporcionara claridad. Cuanto más profundizaba, más seguro estaba de que algo monumental estaba a su alcance. La respuesta ya no estaba enterrada en sentimientos vagos o sospechas; estaba documentada, en algún lugar de esta habitación, esperando ser descubierta.
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